lunes, 9 de julio de 2012

Pensamiento Nebuloso sobre el Derecho a Ser Olvidado


Una vez más, el consejero global de privacidad de Google, Peter Fleischer nos aporta su opinión personal sobre el candente tema del Derecho al Olvido. Si bien Google es parte interesada en esta controversia, sus argumentos no dejan de ser lúcidos y clarificadores.

Traducción libre del post 20110309 Peter Fleischer

PENSAMIENTO NEBULOSO SOBRE EL DERECHO  A SER OLVIDADO

La privacidad, como justificación para la censura, ahora despunta en debates diversos pero relacionados: “le droit a l'oubli”; la idea de que el contenido (especialmente contenido generado por el usuario en servicios de redes sociales) deberían auto-expirar; la idea de que la toma de datos por las empresas no debería retenerse más tiempo del necesario; la idea de que los ordenadores deberían ser programados para “olvidar”, al igual que el cerebro humano. Todos estos son movimientos para censurar los contenidos en nombre de la privacidad. Si no hubiera serias implicaciones en ambos lados del debate, ni siquiera estaríamos hablando de esto.


He tenido la suerte de pasar unos días en Suiza trabajando en Street View; y también me permití un fin de semana de esquí. El tiempo no ha sido muy bueno, tuvimos mucha niebla de montaña, pero es que también el mundo entero de la privacidad parece estar neblinoso estos días.
En círculos de privacidad todo el mundo está hablando del Derecho a ser Olvidado. La Comisión Europea incluso ha propuesto que el “derecho a ser olvidado” sea incluido en la próxima revisión de la Directiva de privacidad.

Originalmente, un “derecho universal” francés bastante curioso que ni siquiera cuenta con una traducción adecuada al inglés (¿Derecho a ser Olvidado? ¿Derecho al Olvido? ¿Derecho a Borrar? “Le Doit a l’Oubli” está muy de moda. Pero... ¿qué demonios es? Creo que para la mayoría de la gente es un intento de dar a las personas el derecho de lavarse de la mugre digital, o borrar cosas embarazosas, o simplemente comenzar de nuevo. Pero desgraciadamente es más complicado que eso.

Cada vez más la privacidad se está usando para justificar la censura. En un sentido, la privacidad depende de mantener algunas cosas en privado, en otras palabras, oculta, restringida, o borrada. Y en un mundo donde cada vez más contenido está saliendo online, y donde cada vez más contenido es encontrable y compartible, también es natural que el contra-movimiento de privacidad esté ganando fuerza. La privacidad es el nuevo negro en las modas de la censura. La gente solía invocar el libelo o la difamación para justificar la censura de cosas que herían su reputación. Pero invocar libelo o difamación requiere que el discurso NO sea veraz. La privacidad es mucho más elástica, porque se pueden interponer reclamaciones de privacidad sobre discursos que son ciertos.



 La mayoría de las conversaciones sobre el derecho al olvido mezclan todas estas cosas. No puedo imaginarme cómo tener una conversación que tenga sentido (mucho menos redactar una ley) sobre el Derecho al Olvido sin tener algún esquema para desenredar conceptos que son completamente inconexos, con implicaciones completamente inconexas. He aquí mi sencillo intento de recordar los diferentes conceptos que algunas personas quieren olvidar:

1)    Si yo pongo un post en internet, ¿debería tener el derecho a borrarlo otra vez? Creo que la mayoría de nosotros está de acuerdo en esto, como el caso más sencillo y menos controvertido. Si subo una foto a mi álbum, debería poder borrarla más adelante si tengo otras ideas sobre ello. Prácticamente todos los servicios en línea ya ofrecen esto, así que no es problemático, y esto es el núcleo de lo que el gobierno francés patrocinó en su reciente Charter on the Droit a l'Oubli. Pero hay un gran salto entre que un usuario borre contenido de su propio sitio, y que el usuario de hecho pueda borrarlo de Internet (que es lo que los usuarios usualmente quieren hacer), véase más abajo.

2)    Si yo posteo algo, y algún otro lo copia y lo re-postea en su propio sitio... ¿tengo yo derecho a borrarlo? Este es el clásico caso del mundo real. Por ejemplo, digamos que me arrepiento de haber posteado esa foto de mí mismo cubierto de barro, y después de haberlo posteado en mi propio sitio y de haberlo borrado más adelante, descubro que alguna otra persona lo había copiado y lo ha re-posteado en su propio sitio. Claramente, yo debería poder pedirle a la persona que re-posteó mi foto que la quite. Pero si se niega, o simplemente no responde, o no le puedo localizar, ¿qué puedo hacer? Puedo iniciar acciones judiciales, pero son caras y lentas. Puedo acudir directamente a la plataforma que hospede ese contenido, y si el contenido viola sus términos de servicio o infringe flagrantemente la ley, puedo pedirles que lo quiten. Pero en la práctica, si yo solicito a una plataforma que borre una foto de mí del álbum de otra persona, sin el consentimiento del propietario del álbum, y con única base en mi petición, ello pondrá a la plataforma en la muy difícil o imposible posición de tener que arbitrar entre mi reclamación de privacidad y la libertad de expresión del dueño del álbum. También es debatible si, como asunto de política pública, queremos que las plataformas arbitren tales dilemas. Quizás como mejor se resuelve esto es permitiendo que las plataformas definan sus propias políticas sobre esto, puesto que ambas opciones son legítimas para ellas.

3)    Si alguna persona postea algo sobre mí, ¿debería yo tener derecho a borrarlo? Prácticamente todos nosotros estaríamos de acuerdo en que esto suscita difíciles puntos de conflicto entre la libertad de expresión y la privacidad. La ley tradicional tiene mecanismos, como la ley de difamación y libelo, que permiten a una persona demandar reparación contra quien publique información no veraz sobre él. Bien es verdad que esos mecanismos con caros y lentos, pero los estándares legales son bastante claros y largamente sostenidos. Pero una reclamación de privacidad no está basada en la falta de veracidad. Yo no soy capaz de ver cómo se podría introducir tal derecho sin infringir severamente la libertad de expresión. Por esto es por lo que pienso que la privacidad es el nuevo negro de la moda de la censura.

4)    Todas las plataformas de internet habituadas a albergar y transmitir información, recopilan rastros, algunos de los cuales son datos personales o parcialmente identificativos. ¿Deberían tales plataformas tener la obligación de borrar o anonimizar esos rastros tras un cierto periodo de tiempo? Y en tal caso, ¿cuánto tiempo? Y ¿qué razones ampararían que tales rastros fueran retenidos o procesados? Este es un asunto muy debatido; por ejemplo, el debate de las cookies; o el debate de los logs; el debate de la retención de datos; todos los cuales son también parte del debate del “Droit a l'Oubli”. Pero estos son completamente distintos de las categorías de más arriba, pues estas se centran en los datos de tráfico de la plataforma más que en contenido del usuario. Yo creo que las leyes existentes abordan bien esto, si bien con ambiguedad, pues permiten tal retención “en tanto sea necesario” para “propósitos legítimos”. Una regulación hiper-específica simplemente no funciona, puesto que los casos son sencillamente demasiado diversos.

5)    ¿Debería Internet simplemente aprender a “olvidar”? Dejando aparte los debates mencionados, ¿debería el contenido de Internet simplemente auto-expirar? O alternativamente, ¿conceder a los usuarios el derecho de utilizar configuraciones de auto-expiración? Filosóficamente, yo estoy a favor de darle a los usuarios el poder sobre sus propios datos, pero no a costa de los datos de alguna otra persona. Me encantaría ver un esquema técnico creíble de herramientas de auto-borrado, pero he oído de muchos problemas técnicos para llevarlos a cabo. Los ingenieros describen la mayoría de las funcionalidades de auto-borrado como soluciones al 80%, indicando que nunca funcionan al completo. Dicho en términos de debate, en un extremo, las leyes promovidas por los gobiernos sobre auto-caducidad serían tan sensatas como meterle fuego a una biblioteca cada 5 años. Incluso aunque existieran tales herramientas de auto-caducidad no podrían evitar los usuales problemas de privacidad cuando alguien copia contenido de un sitio (que tenga herramienta de auto-caducidad) y lo mueve a otro (sin la función de auto-caducidad). Así que en mundo real, sospecho que una funcionalidad de auto-expiración (sin importar que fuera opcional u obligatoria) proporcionaría pocas protecciones practicas de privacidad en un mundo real a los usuarios; pero daría lugar a la pérdida de inmensas cantidades de datos y de todos los beneficios que los datos pueden procurar.

6)     ¿Debería recablearse Internet para que fuera más como el cerebro humano? Este parece ser un tema popular en el círculo de comentadores de privacidad. Me imagino que esto quiere decir que Internet debería tener gradientes entre recuerdo, y una especie de recuerdos neblinosos, y olvido. Bueno, los ordenadores no funcionan de ese modo. Esta parte del debate es sociológica y psicológica, pero no veo espacio para ella en el mundo de los ordenadores. Los cerebros humanos también se adaptan a la nuevas realidades, bastante bien, de hecho, y los cerebros humanos pueden olvidar o ignorar contenido, si el propio contenido prosigue existiendo en el ciberespacio.  

7)    ¿Quién debería decidir lo que se debe o bien recordar o bien olvidar? Por ejemplo, si los tribunales alemanes deciden que los Asesinos alemanes tienen derecho a borrar todas las referencias a sus condenas después de un cierto periodo de tiempo, ¿se tendría que aplicar este estándar alemán a la Web? ¿Se aplicaría sólo a contenido que fuera nuevo en la Web o también a los archivos históricos? Y si sólo se aplicase en Alemania, o digamos en el dominio .de ¿tendría cualquier impacto práctico en absoluto, puesto que el mismo contenido seguiría existiendo y sería encontrable por cualquiera desde cualquier parte? O, por hacerlo más personal, la Web está ensuciada con referencias a mi condena penal en Italia, pero yo respeto el derecho de los periodistas y de otros a escribir sobre ello, sin hacerme ilusiones de que en algún punto en el futuro tendré un “derecho” a borrar todas las referencias. Pero toda mi empatía por querer dejar a la gente editar fuera algunas de las cosas malas no cambia mi convicción de que la historia debe ser recordada, no olvidada, incluso aunque sea dolorosa. La cultura es memoria.

8)    A veces la gente no está intentando borrar contenido, sino solo haciendo que sea más difícil de encontrar. Esto motiva diversas iniciativas contra los motores de búsqueda, por ejemplo, para borrar enlaces a contenidos web legítimos, como artículos de periódicos. Esto no es, en términos estrictos, "droit a l'oubli", sino una especie de darle vueltas, intentando hacer algún contenido inencontrable más que borrarlo. Esto seguramente va a generar desafíos legales, y contradesafíos, antes de que este debate se resuelva.

La próxima vez que oigas a alguien hablar del Derecho al Olvido, pregúntale a qué se refiere exactamente. El pensamiento nebuloso no nos llevará a parte alguna.
o0o

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