Traducción del post de Peter Fleischer 2013 06 18
Hace muchos años una revista jurídica me llamó un “cruzado”
en la defensa de la privacidad de los usuarios frente la vigilancia
gubernamental. Esto fue ya en 2007 y desde entonces la magnitud y la amplitud
de la vigilancia gubernamental ha aumentado significativamente, así como lo ha
hecho la cantidad total de datos que circulan por internet. Yo llevo publicando
en blogs sobre ello desde hace años: ¿Deberías
borrar tu rastro respecto a la intromisión gubernamental?
La vigilancia gubernamental es un fenómeno de escala
mundial. Los propósitos de la vigilancia gubernamental varían de país a país,
desde lo convencional hasta lo espeluznante: lucha contra el crimen, prevención
del terrorismo, espionaje de opositores políticos, robo de secretos
industriales… en una palabra: todo el mundo lo hace.
Siempre se ha puesto más la atención en la vigilancia
gubernamental llevada a cabo por el gobierno estadounidense, comparada con la
de otros países. Eso es comprensible, pues Estados Unidos es un país grande,
con grandes empresas, y grandes recursos tecnológicos, pero también porque
Estados Unidos es comparativamente más transparente sobre sus programas de
vigilancia y las leyes que la regulan, a pesar de las recientes revelaciones
acerca de ciertos programas secretos.
La transparencia es la mejor respuesta a la inquietud
mundial acerca de la vigilancia gubernamental. Diversas empresas están
actualmente publicando datos (en la medida en que se lo permite el gobierno) de
cómo y cuándo responden a los requerimientos gubernamentales. Sin embargo, no
conozco un solo gobierno que esté publicando estadísticas creíbles sobre sus
propios programas de vigilancia. Los gobiernos no están contando a sus
ciudadanos qué datos o en qué cantidades están recopilando, porqué lo están
haciendo, ni por cuanto tiempo los están conservando.
En Europa ha llegado a ser un juego de salón el debate y la
denigración de los programas de
vigilancia gubernamental estadounidense. Por el contrario, existe mucho
menos debate y transparencia sobre los programas de vigilancia gubernamental
europeos. No alcanzo a contar el número de debates del parlamento europeo sobre
la vigilancia gubernamental americana, pero no puedo recordar ni un solo debate
importante en esa cámara sobre los programas de vigilancia de la Unión Europea.
Al igual, los medios de comunicación concentran su cobertura en la vigilancia
gubernamental estadounidense, y raramente hacen preguntas candentes sobre lo
que estén haciendo otros países, aparte de las rutinarias historias de hackeo
chino. Y marginalmente, las agencias de protección de datos están en gran parte
excluidas de supervisar los programas de vigilancia de sus propios países. Una
de las escasas excepciones, Richard Thomas, el Comisionado de Información de
Reino Unido hace algunos años, intentó con valentía dar la alarma sobre los
riesgos del “somnoliento paseo hacia una sociedad hipervigilada! Más típico,
cuando se creó el CNIL francés hace cuatro décadas, su punto de mira estaba
casi exclusivamente enfocado sobre la privacidad y la recopilación de datos por
el gobierno francés, pero hoy en día el CNIL ha cambiado su punto de mira 180
grados y se enfoca casi enteramente sobre asuntos de privacidad del sector
privado.
Necesitamos más
transparencia sobre los programas de vigilancia gubernamental, no solo en
Estados Unidos sino a nivel mundial. Por muy chocantes que sean algunas
revelaciones sobre los programas estadounidenses, todavía es peor no saber casi
nada de lo que andan haciendo todos estos otros países. Entiendo que un
escándalo público diario mantiene activa la audiencia, pero los supersecretos
programas europeos de vigilancia en Europa y por todo el mundo requieren
inspección.
Afortunadamente algunos expertos legales, incluyendo a profesores
de privacidad en Hogan Lovells, están aportando unos sobrios análisis sobre las
dimensiones globales de este desafío a lo que de otro modo sería un debate
polémico y vocinglero. No hay esperanza de tener transparencia sobre los
programas de vigilancia gubernamental en China ni en Rusia o Turquía, pero
debería haber mucha más transparencia en los países democráticos, sensibles a
la privacidad, como los europeos. Por ejemplo, no sabemos casi nada de lo que
recopila la agencia de espionaje alemana, y poco debate público hay sobre ello,
a pesar de que Alemania es uno de los países del mundo más sensibles hacia la
privacidad.
He empleado mucho años en abogar por las protecciones de
privacidad frente a la excesiva vigilancia gubernamental, en un contexto
global. Por ejemplo, en 2007 escribí un post sobre el asunto
de la vigilancia en Suecia. Solamente los propios gobiernos pueden proporcionar
una auténtica transparencia. Pedirle a una empresa como Apple que explique la
vigilancia gubernamental es como pedirle a un pez que explique lo que está
haciendo el barco pesquero.
Primero, necesitamos más transparencia de los gobiernos.
Luego podremos hacer la pregunta candente: ¡Espejito, espejito!: ¡quién es el
más feo de todos ellos?
oOo