lunes, 4 de abril de 2016

Espejito, espejito: ¿Quién es el más feo de todos ellos?


Traducción del post de Peter Fleischer 2013 06 18



Hace muchos años una revista jurídica me llamó un “cruzado” en la defensa de la privacidad de los usuarios frente la vigilancia gubernamental. Esto fue ya en 2007 y desde entonces la magnitud y la amplitud de la vigilancia gubernamental ha aumentado significativamente, así como lo ha hecho la cantidad total de datos que circulan por internet. Yo llevo publicando en blogs sobre ello desde hace años:  ¿Deberías borrar tu rastro respecto a la intromisión gubernamental? 

La vigilancia gubernamental es un fenómeno de escala mundial. Los propósitos de la vigilancia gubernamental varían de país a país, desde lo convencional hasta lo espeluznante: lucha contra el crimen, prevención del terrorismo, espionaje de opositores políticos, robo de secretos industriales… en una palabra: todo el mundo lo hace.

Siempre se ha puesto más la atención en la vigilancia gubernamental llevada a cabo por el gobierno estadounidense, comparada con la de otros países. Eso es comprensible, pues Estados Unidos es un país grande, con grandes empresas, y grandes recursos tecnológicos, pero también porque Estados Unidos es comparativamente más transparente sobre sus programas de vigilancia y las leyes que la regulan, a pesar de las recientes revelaciones acerca de ciertos programas secretos.

La transparencia es la mejor respuesta a la inquietud mundial acerca de la vigilancia gubernamental. Diversas empresas están actualmente publicando datos (en la medida en que se lo permite el gobierno) de cómo y cuándo responden a los requerimientos gubernamentales. Sin embargo, no conozco un solo gobierno que esté publicando estadísticas creíbles sobre sus propios programas de vigilancia. Los gobiernos no están contando a sus ciudadanos qué datos o en qué cantidades están recopilando, porqué lo están haciendo, ni por cuanto tiempo los están conservando.

En Europa ha llegado a ser un juego de salón el debate y la denigración de los programas de  vigilancia gubernamental estadounidense. Por el contrario, existe mucho menos debate y transparencia sobre los programas de vigilancia gubernamental europeos. No alcanzo a contar el número de debates del parlamento europeo sobre la vigilancia gubernamental americana, pero no puedo recordar ni un solo debate importante en esa cámara sobre los programas de vigilancia de la Unión Europea. Al igual, los medios de comunicación concentran su cobertura en la vigilancia gubernamental estadounidense, y raramente hacen preguntas candentes sobre lo que estén haciendo otros países, aparte de las rutinarias historias de hackeo chino. Y marginalmente, las agencias de protección de datos están en gran parte excluidas de supervisar los programas de vigilancia de sus propios países. Una de las escasas excepciones, Richard Thomas, el Comisionado de Información de Reino Unido hace algunos años, intentó con valentía dar la alarma sobre los riesgos del “somnoliento paseo hacia una sociedad hipervigilada! Más típico, cuando se creó el CNIL francés hace cuatro décadas, su punto de mira estaba casi exclusivamente enfocado sobre la privacidad y la recopilación de datos por el gobierno francés, pero hoy en día el CNIL ha cambiado su punto de mira 180 grados y se enfoca casi enteramente sobre asuntos de privacidad del sector privado.

 Necesitamos más transparencia sobre los programas de vigilancia gubernamental, no solo en Estados Unidos sino a nivel mundial. Por muy chocantes que sean algunas revelaciones sobre los programas estadounidenses, todavía es peor no saber casi nada de lo que andan haciendo todos estos otros países. Entiendo que un escándalo público diario mantiene activa la audiencia, pero los supersecretos programas europeos de vigilancia en Europa y por todo el mundo requieren inspección. 

Afortunadamente algunos expertos legales, incluyendo a profesores de privacidad en Hogan Lovells, están aportando unos sobrios análisis sobre las dimensiones globales de este desafío a lo que de otro modo sería un debate polémico y vocinglero. No hay esperanza de tener transparencia sobre los programas de vigilancia gubernamental en China ni en Rusia o Turquía, pero debería haber mucha más transparencia en los países democráticos, sensibles a la privacidad, como los europeos. Por ejemplo, no sabemos casi nada de lo que recopila la agencia de espionaje alemana, y poco debate público hay sobre ello, a pesar de que Alemania es uno de los países del mundo más sensibles hacia la privacidad.

He empleado mucho años en abogar por las protecciones de privacidad frente a la excesiva vigilancia gubernamental, en un contexto global. Por ejemplo, en 2007 escribí un post sobre el asunto de la vigilancia en Suecia. Solamente los propios gobiernos pueden proporcionar una auténtica transparencia. Pedirle a una empresa como Apple que explique la vigilancia gubernamental es como pedirle a un pez que explique lo que está haciendo el barco pesquero.
Primero, necesitamos más transparencia de los gobiernos. Luego podremos hacer la pregunta candente: ¡Espejito, espejito!: ¡quién es el más feo de todos ellos?



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