sábado, 30 de marzo de 2013

Glorioso Día para un Internet Libre en Italia

Traducción del post de Peter Fleischer 20130304

 


Justo antes de Navidades, un Tribunal de Apelación revocó las condenas a tres staff de Google, incluyéndome a mí, por haber infringido supuestamente la ley italiana de privacidad. Ahora, al cabo de casi dos meses, el Tribunal ha publicado su opinión por escrito para explicar su fallo. La opinión del Tribunal respalda de manera lúcida y resonante los principios que Google y yo hemos defendido desde el comienzo de esta acusación hace seis años:
  • Responsabilidad Intermediaria:  El Tribunal mantuvo que las plataformas de internet, como  Google Video o YouTube no son responsables de los contenidos que suban los usuarios, ni por la falta de aviso de información, ni por contenido inadecuado. Estas plataformas no pueden ser obligadas, y no deben serlo, a pre-filtrar el contenido que les suban. Cualesquiera esfuerzos para pre-filtrar el contenido conllevaría serios riesgos para la libertad de expresión de los usuarios. En palabras del Tribunal:Imponer un deber a un proveedor de internet, o reconocerle el derecho, a llevar a cabo una pre visualización para filtrar contenido, es una medida que debe ser cuidadosamente considerada, puesto que no está enteramente exenta de riesgo debido a la posibilidad de que surja un conflicto con los principios de la libertad de expresión o de pensamiento”.
  • Privacidad:  El Tribunal mantuvo que las personas que filman y suben videos son responsables del cumplimiento de las leyes de protección de datos personales. Las plataformas de internet no pueden de ninguna manera obtener el consentimiento de las personas que aparecen en los videos subidos por los usuarios. En palabras del Tribunal: Resulta claro de manera patente que cualquier evaluación del propósito de una imagen contenida en un vídeo, susceptible de determinar si un dato es sensible, implica un juicio variable, semántico, que ciertamente no se puede delegar a un proceso de IT”.
  • Responsabilidad Penal:  El Tribunal reconoció el principio legal básico de que los empleados como yo no pueden tener la requerida intención delictiva de infringir las leyes de protección de datos personales cuando no han tenido nada que ver con la supuesta infracción penal de los datos personales, y ni siquiera sabían de ella.

Este caso nunca fue acerca de mí en absoluto; por cuanto yo únicamente fui un vehículo casual y desafortunado para una prueba judicial sobre responsabilidad del intermediario. Obviamente, yo estoy personalmente aliviado al quedar liberado. Pero estoy encantado de que este caso haya generado un precedente legal resonante en favor de la libertad de expresión. En particular, me gustaría dar las gracias a muchas personas que me expresaron su apoyo a lo largo de estos seis años; concretamente a mis numerosos colegas en Google y a mi equipo estelar de asesores externos, todos los cuales trabajaron incansablemente para procurar que estos principios prevalecieran. Y me gustaría dar las gracias a toda la gente que se dio cuenta de que en esta acusación estaban en juego unos importantes principios, quienes sumaron su voz al debate sobre la política, en Italia y en otras partes. Esta saga (probablemente, esperanzadamente) ha terminado para mí.

Juntos hoy, podemos celebrar y aplaudir este paso adelante hacia un futuro digital más brillante en Italia.
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Don Quijote

Traducción del post de Peter Fleischer 20130217

Vuelve a leerte El Quijote mientras sigues el actual debate sobre la revisión de la legislación europea sobre Privacidad. ¿Es más noble aspirar a la gloria de la fantasía más que a las indignidades del mundo real? ¿Queremos defender un código caballeresco obsoleto, mientras que el resto del mundo contempla burlón? ¿Queremos una fuerte ley de privacidad que se pueda poner en práctica, o una gloriosa pieza de literatura?
 Las empresas americanas están empezando a ponerse nerviosas y a chillar contra las inminentes nuevas leyes europeas de privacidad. Por su parte, varios políticos europeos están haciendo pública su postura de que todo esto hace falta para meter en cintura a las empresas americanas; mientras fingen resentimiento porque las empresas americanas estén favoreciendo sus intereses mediante sus grupos de presión en Bruselas. En realidad, por supuesto, la nueva propuesta de legislación europea está plagada de fallos, en especial al imponer montones de costosas nuevas obligaciones burocráticas de cumplimiento, y al amenazar con imponer multas absurdamente altas, del orden del 2% del ingreso global de una empresa, por simples infracciones leves a la normativa. Pero no permitamos que la realidad mancille este relato. Don Quijote está defendiendo la privacidad contra los esbirros de las mega-empresas-americanas, matadoras de la privacidad. Don Quijote está defendiendo el Derecho al Olvido.  

Tristemente, las cosas no acaban bien para el noble caballero, inquietantemente y sin decirse..., las empresas americanas saldrán grandes vencedoras, comparadas con sus rivales europeas. Las empresas europeas están abocadas a décadas de parálisis innovadora bajo las nuevas leyes. Las empresas americanas sencillamente se reorganizarán y situarán ciertas operaciones fuera de Europa para mitigar riesgos.  

Como mucha otra gente en la profesión de privacidad, a lo largo de mi carrera, siempre he pensado que sería sensato aplicar las leyes de privacidad europeas a lo largo y ancho del mundo, en interés de mantener un único estándar mundial y coherente. Ahora estoy cambiando de opinión. Mientras las propuestas de revisar las leyes de privacidad en Europa se hacen más chifladas cada día, yo estoy empezando a pensar que “el mundo” tendrá que observar a Europa haciendo sus cosas en su propio jardín, mientras que en el “resto del mundo” se mantiene un ritmo diferente, más rápido, más innovativo. Vale, Europa es un mercado demasiado grande como para ignorarlo, pero eso no es razón para que sus especiales normativas de cumplimiento debieran exportarse globalmente. Nadie aplica las normas de censura china fuera de China, así que no sería esta la primera vez que las empresas aplican reglas especiales en una región o país concretos.

Las leyes propuestas en Europa acabarán costando un montón, si te preocupa la innovación en Europa. Yo soy un tecnófilo, en el sentido de que creo que la innovación rápida es la única esperanza para mantener unos altos estándares de vida en el mundo rico para nuestras sociedades occidentales que se hacen viejas en el futuro. Pero me preocupa la cantidad de obstáculos que se están colocando para aminorar la velocidad de innovación. No me entiendas mal, yo estoy por completo a favor de la ética de privacidad, y de sensibilidad de privacidad, y de la privacidad desde el diseño. Pero no soy un fan de la burocracia estorbadora de la privacidad. Europa, como podría esperarse, desarrolló la forma más extremada del mundo de estorbo burocrático, cuando inventó la noción de “aprobación previa” burocrática para las nuevas tecnologías. Eso significa que una nueva tecnología depende de la aprobación previa burocrática antes de ser lanzada. O aprobación previa para las transferencias internacionales de datos (qué absurdo, en la era del Internet). O aprobación previa para las Reglas Corporativas Vinculantes, y un millar de otros badenes y socavones burocráticos. La realidad es a menudo un asunto descorazonador.

A pesar de sus buenas intenciones, Europa también le está dando al mundo unas leyes desesperanzadoramente vagas, a veces forzándolas con sanciones penales. Por ejemplo, ¿qué significa el imponerle a alguien penas de cárcel por “procesar datos personales sensibles sin el consentimiento del titular de los datos”? ¿Justifica eso el imponer penas de cárcel por postear una foto en un sitio de una red social, puesto que una foto revelará la raza de una persona y a veces la condición de salud (todas ellas categorías “sensibles”)? Yo mismo he tenido que arrostrar juicios penales por supuestos de hecho de normativa de privacidad más endebles que eso; así que estos no son riesgos hipotéticos. En una palabra, Europa está convirtiendo en más arriesgada la investigación innovadora en el campo del Big Data en Europa.

Los cínicos realistas verán que las leyes de privacidad europeas que inhiben la innovación lo que van a hacer es simplemente que la innovación de Internet y del Big Data se traslade cada vez más fuera de Europa. ¿Veremos que las empresas escogen trasladar sus brazos de investigación a otros sitios, como Estados Unidos o la India o Singapur? Hazte la pregunta de si serán las empresas estadounidenses o las europeas las que más se vayan a lastrar por la normativa europea. La respuesta es obvia: las empresas europeas tendrán que tragarse estas nuevas reglas por completo, mientras que las empresas de fuera de Europa podrán simplemente acordonar sus operaciones más lentas y menos innovativas en Europa. Las empresas puede que acaben ofreciendo una serie de servicios más lentos y menos punteros en Europa, dados los importantes riesgos de que los servicios de tecnología puntera puedan ser aplastados con multas gigantescas.

Digo todo esto con tristeza, mientras el mundo sigue girando. ¿Quién soy yo para burlarme del sueño de Don Quijote? ¿Quién soy yo para celebrar el deceso de sus delirios?
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viernes, 8 de marzo de 2013

Charlando de Privacidad con la gente en la Piscina

Traducción del post de Peter Fleischer 20130211


Llevo unos días en Florida para asistir al Salón Legal de la Privacidad, y es una oportunidad de hablar de Privacidad con un montón de expertos en este campo. Pero a menudo pienso que es más divertido hablar de Privacidad con la gente en la piscina. Fort Lauderdale alberga el Salón Internacional de la Fama en Natación, así que es un cambio de escenario respecto a mi habitual piscina en París. No nos quedamos mucho tiempo colgados del borde, así que las conversaciones son cortas.

¿Es la Privacidad más importante que la seguridad? No es cierto. Sin seguridad, te ahogas. Te están hackeando y lo sabes, o te están hackeando y no lo sabes. Imagínate ahogarte sin siquiera darte cuenta. Toda la Privacidad es un edificio temblequeante construido sobre los cimientos de la seguridad. Si los cimientos no son sólidos, entonces el edificio se derrumbará.

La Privacidad es contextual: vivimos en Speedos, pero no podemos ir vestidos así a la oficina. El flujo online echa a perder el contexto, porque coge datos de un contexto y lo reutiliza en otro. La gente atisba, las máquinas registran. No puedes atribuir motivos humanos a una máquina, o enseñarla que mirar con fijeza no es educado.

 La Privacidad va de perderla: nunca prestamos atención a la Privacidad hasta que se ha ido. Como el respirar, no piensas en ello; pero nadando en un largo a tope, si respiras en las brazadas 3, 5, 7... para la 9 reventarás si no respiras.

La Privacidad requiere disciplina: 6 de la mañana, te levantas, vas a la piscina. La gente espera que todo el mundo que tenga sus datos los mantenga con una Privacidad a prueba de errores; en particular con una seguridad acerada, sin excusas, sin días libres. Pero en realidad nada es perfecto y la gente son solo humanos. Como un calambre en mitad de tu natación. Vosotros, jóvenes prometedores, sois más rápidos; pero tenéis la mitad de mis años. Seguro, podéis nadar los 50 metros más rápido que yo, pero ¿podéis aguantar ese ritmo toda una vida?

La  Privacidad requiere transparencia: El entrenador observa tu brazada. La Privacidad debería ser tan transparente como fuera posible. Pero el procesamiento de la Privacidad en el Internet moderno se ha vuelto tan complicado, técnicamente y en términos de escala, que los cerebros humanos apenas pueden ya comprenderlo. ¿Cómo puedo yo captar algoritmos de aprendizaje maquinizado, cuando apenas puedo contar largos de piscina? Y se supone que tienes que explicar todos los aspectos del procesamiento online a un usuario promedio; ¿puedes explicar con palabras un viraje de crol a alguien que no es nadador?

La Privacidad no es un deporte de equipo; aunque nades en equipo, todavía nadas solo. La Privacidad es una construcción social acerca de un ser humano individual identificable. No hay nada que en la Era del Big Data vaya a cambiar el hecho de que la Privacidad va del individuo. Y al revés, si no se trata de un individuo no se trata de Privacidad. El equipo no tiene Privacidad, es algo acerca de cada uno de nosotros individualmente, así como un equipo de Medley (estilos combinados) realmente son cuatro nataciones individuales en una serie.

No hay un sitio llamado Privacidad. Tampoco hay lugar de destino en la natación; simplemente das vueltas y vueltas hasta que tu mente o tu cuerpo dicen basta. La mayoría de mi trabajo en el campo de la privacidad y la tecnología es como un castillo en la arena, convertido en irrelevante por el barrido de la siguiente marea de tecnología. Y sin embargo, nunca dudo de su importancia.

La zona es furtiva. Una via de trabajo y reveses, 10 mil al día, y entonces por un efímero momento en la oscuridad del entrelubricán del alba, mi mente se pone en blanco y todo desaparece salvo la sensación de una onda de éxtasis capturando la visión de la brazada perfecta.
 
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¿Porqué Bing me llama "Google Criminal"?


Traducción del post de Peter Fleischer 20130204

Siempre es buena idea, de tiempo en tiempo, hacer una búsqueda de tu propio nombre. Cuando busqué por mi nombre, he aquí lo que Bing sugirió:

RELATED SEARCHES
·         Peter Fleischer
·         Google Criminal
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Los motores de búsqueda como Bing ofrecen una función de autocompletado y de sugerencias de búsquedas similares. Esto ayuda a la gente a encontrar antes lo que están buscando. La función de autocompletado se determina algorítmicamente, basado sobre todo en las solicitudes de búsqueda que la mayoría de personas han mecanografiado durante el pasado. Si comienzas a buscar con las palabras "New York City", el autocompletado puede sugerir "New York City tiempo" o "New York City metro".  Las sugerencias de búsqueda relacionadas mostrarán términos de búsqueda que más probablemente ofrecerán contenido que sea pertinente al término de búsqueda original.

Los principios algorítmicos son los mismos para las búsquedas sobre apellidos concretos. Ponte a teclear tu propio nombre en un buscador, o cualquier apellido, y a menudo verás sugerencias de autocompletado que puede rayar en lo ofensivo. Por consiguiente es una reacción común que algunas personas digan: Les demando que el motor de búsqueda bloquee este término para las búsquedas que se hagan sobre mi nombre.

Pongamos mi propio ejemplo. Sé que un montón de gente y de sitios web han informado sobre mi condena penal en representación de Google en un juzgado italiano, de la que fui absuelto posteriormente en la apelación. Por supuesto, reconozco que los motores de búsqueda realmente no me están llamando “criminal”. No están ejercitando un control editorial sobre la asociación. Están usando unos algoritmos para asociar mi nombre con lo que otras personas han buscado en el pasado, o con la búsqueda relacionada que probablemente vaya a generar el número más elevado de resultados relevantes para la búsqueda. El contenido subyacente bien pudiera decir: su condena criminal fue absuelta en apelación. Así que yo no he solicitado a Bing que bloquee la palabra “criminal” de las búsquedas de mi nombre. No creo que deban hacerlo; y aunque debieran hacerlo estoy seguro de que Bing se negaría por más que yo se lo pidiera.

Una y otra vez, especialmente en Europa, veo que la “privacidad” se usa como justificación para censurar la libertad de palabra. El malamente definido “derecho al olvido” es un ejemplo muy debatido. No comprendo como podríamos proteger los conceptos de libertad de expresión, y la neutralidad de los motores de búsqueda, si la gente pudiera decidir por sí mismos qué términos no quieren que se asocien con sus nombres. En la práctica, ¿quién decidiría qué términos serían aceptables y cuáles no? Creo que es muy peligroso intentar usar los motores de búsqueda para censurar que las sugerencias de búsqueda reflejen contenido que está en la web, o para manipular los algoritmos para impedir que reflejen objetivamente lo que los usuarios estén buscando.

Hay un montón de gente que no quieren ver que los motores de búsqueda hagan sugerencias comunes detrás de sus nombres con términos como “judío” o “gay” o... “criminal”. En una palabra, esa es la cuestión: ¿Habría que filtrar sin más algunas palabras sensibles de tales resultados, o eso es un paso demasiado abajo en la resbaladiza cuesta de la censura?

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