sábado, 30 de marzo de 2013

Don Quijote

Traducción del post de Peter Fleischer 20130217

Vuelve a leerte El Quijote mientras sigues el actual debate sobre la revisión de la legislación europea sobre Privacidad. ¿Es más noble aspirar a la gloria de la fantasía más que a las indignidades del mundo real? ¿Queremos defender un código caballeresco obsoleto, mientras que el resto del mundo contempla burlón? ¿Queremos una fuerte ley de privacidad que se pueda poner en práctica, o una gloriosa pieza de literatura?
 Las empresas americanas están empezando a ponerse nerviosas y a chillar contra las inminentes nuevas leyes europeas de privacidad. Por su parte, varios políticos europeos están haciendo pública su postura de que todo esto hace falta para meter en cintura a las empresas americanas; mientras fingen resentimiento porque las empresas americanas estén favoreciendo sus intereses mediante sus grupos de presión en Bruselas. En realidad, por supuesto, la nueva propuesta de legislación europea está plagada de fallos, en especial al imponer montones de costosas nuevas obligaciones burocráticas de cumplimiento, y al amenazar con imponer multas absurdamente altas, del orden del 2% del ingreso global de una empresa, por simples infracciones leves a la normativa. Pero no permitamos que la realidad mancille este relato. Don Quijote está defendiendo la privacidad contra los esbirros de las mega-empresas-americanas, matadoras de la privacidad. Don Quijote está defendiendo el Derecho al Olvido.  

Tristemente, las cosas no acaban bien para el noble caballero, inquietantemente y sin decirse..., las empresas americanas saldrán grandes vencedoras, comparadas con sus rivales europeas. Las empresas europeas están abocadas a décadas de parálisis innovadora bajo las nuevas leyes. Las empresas americanas sencillamente se reorganizarán y situarán ciertas operaciones fuera de Europa para mitigar riesgos.  

Como mucha otra gente en la profesión de privacidad, a lo largo de mi carrera, siempre he pensado que sería sensato aplicar las leyes de privacidad europeas a lo largo y ancho del mundo, en interés de mantener un único estándar mundial y coherente. Ahora estoy cambiando de opinión. Mientras las propuestas de revisar las leyes de privacidad en Europa se hacen más chifladas cada día, yo estoy empezando a pensar que “el mundo” tendrá que observar a Europa haciendo sus cosas en su propio jardín, mientras que en el “resto del mundo” se mantiene un ritmo diferente, más rápido, más innovativo. Vale, Europa es un mercado demasiado grande como para ignorarlo, pero eso no es razón para que sus especiales normativas de cumplimiento debieran exportarse globalmente. Nadie aplica las normas de censura china fuera de China, así que no sería esta la primera vez que las empresas aplican reglas especiales en una región o país concretos.

Las leyes propuestas en Europa acabarán costando un montón, si te preocupa la innovación en Europa. Yo soy un tecnófilo, en el sentido de que creo que la innovación rápida es la única esperanza para mantener unos altos estándares de vida en el mundo rico para nuestras sociedades occidentales que se hacen viejas en el futuro. Pero me preocupa la cantidad de obstáculos que se están colocando para aminorar la velocidad de innovación. No me entiendas mal, yo estoy por completo a favor de la ética de privacidad, y de sensibilidad de privacidad, y de la privacidad desde el diseño. Pero no soy un fan de la burocracia estorbadora de la privacidad. Europa, como podría esperarse, desarrolló la forma más extremada del mundo de estorbo burocrático, cuando inventó la noción de “aprobación previa” burocrática para las nuevas tecnologías. Eso significa que una nueva tecnología depende de la aprobación previa burocrática antes de ser lanzada. O aprobación previa para las transferencias internacionales de datos (qué absurdo, en la era del Internet). O aprobación previa para las Reglas Corporativas Vinculantes, y un millar de otros badenes y socavones burocráticos. La realidad es a menudo un asunto descorazonador.

A pesar de sus buenas intenciones, Europa también le está dando al mundo unas leyes desesperanzadoramente vagas, a veces forzándolas con sanciones penales. Por ejemplo, ¿qué significa el imponerle a alguien penas de cárcel por “procesar datos personales sensibles sin el consentimiento del titular de los datos”? ¿Justifica eso el imponer penas de cárcel por postear una foto en un sitio de una red social, puesto que una foto revelará la raza de una persona y a veces la condición de salud (todas ellas categorías “sensibles”)? Yo mismo he tenido que arrostrar juicios penales por supuestos de hecho de normativa de privacidad más endebles que eso; así que estos no son riesgos hipotéticos. En una palabra, Europa está convirtiendo en más arriesgada la investigación innovadora en el campo del Big Data en Europa.

Los cínicos realistas verán que las leyes de privacidad europeas que inhiben la innovación lo que van a hacer es simplemente que la innovación de Internet y del Big Data se traslade cada vez más fuera de Europa. ¿Veremos que las empresas escogen trasladar sus brazos de investigación a otros sitios, como Estados Unidos o la India o Singapur? Hazte la pregunta de si serán las empresas estadounidenses o las europeas las que más se vayan a lastrar por la normativa europea. La respuesta es obvia: las empresas europeas tendrán que tragarse estas nuevas reglas por completo, mientras que las empresas de fuera de Europa podrán simplemente acordonar sus operaciones más lentas y menos innovativas en Europa. Las empresas puede que acaben ofreciendo una serie de servicios más lentos y menos punteros en Europa, dados los importantes riesgos de que los servicios de tecnología puntera puedan ser aplastados con multas gigantescas.

Digo todo esto con tristeza, mientras el mundo sigue girando. ¿Quién soy yo para burlarme del sueño de Don Quijote? ¿Quién soy yo para celebrar el deceso de sus delirios?
o0o

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