miércoles, 20 de junio de 2012

El Derecho al Olvido (o cómo editar tu historia)

El consejero global de privacidad de Google, Peter Fleischer nos aporta su opinión sobre el candente tema del Derecho al Olvido. Si bien Google es parte interesada en esta controversia, sus argumentos no dejan de ser lúcidos y clarificadores.

Traducción libre del post de Peter Fleischer 20120129

El “Derecho al Olvido” es un eslogan político de mucho éxito. Como todos los eslóganes políticos exitosos, es como un test Rorschach: la gente puede ver en él lo que le de la gana. El debate sonaría muy distinto si el eslogan fuera en realidad algo más descriptivo, por ejemplo: el “derecho a borrar”. La Comisión Europea ha propuesto ahora convertir en ley el “derecho al olvido”. Es un gran salto convertir en ley un difuso eslogan político. El momento de los difusos eslóganes políticos debe ahora dar paso a un debate más práctico sobre cómo podría llegar a funcionar realmente el “derecho al olvido”.
¿Qué es el “derecho al olvido”? Existe un espectro de puntos de vista. En un extremo del espectro el “derecho al olvido” se ve simplemente como un re-etiquetado de principios de protección de datos largamente sostenidos: el derecho de acceso y rectificación de los propios datos personales; el derecho de oponerse al procesamiento de los datos personales de uno en ausencia de propósito legítimos; el principio de minimización de los datos. En este extremo del espectro, la gente piensa que el “derecho al olvido” no es nada nuevo; como mucho, sería simplemente un intento de aplicar principios de protección de datos largamente sostenidos a los nuevos mundos del Internet y la modernas tecnologías. Es a esta escuela de pensamiento a la que yo pertenezco con firmeza.
En el otro extremo del espectro, el “derecho al olvido” se contempla más ampliamente como un nuevo derecho a borrar información sobre uno mismo, aunque esté publicada por algún tercero; incluso aunque la publicación fuera legítima y el contenido fuera veraz. Esta escuela de pensamiento cree que la gente debería tener derecho a obligar a terceros a borrar contenido acerca de ellos (fotos, blogs, lo que sea) que violase su sentido de la privacidad, lo que en la práctica usualmente se refiere a su reputación online. Ejemplos comunes de cosas que la gente quiere borrar son las fotos comprometedoras, alusiones a asuntos penales, comentarios negativos, etc. Por más que yo creo firmemente que la gente debería tener derecho a reclamar ante sitios web de terceros sobre información que se publique allí sobre ellos, soy profundamente escéptico de que las leyes deban obligar a tales terceros a borrar información a requerimiento de los titulares de los datos. Esto plantea cuestiones problemáticas de libertad de expresión.
Incluso existe una punta más extrema en el espectro del “derecho al olvido”, que mantiene que este derecho de borrado se puede ejercitar no solo frente a quien publica este contenido (por ejemplo, un sitio web de un periódico), sino incluso frente a plataformas de alojamiento de sitios, y otros intermediarios como motores de búsqueda que meramente alojan o enlazan a este contenido de terceros. Este punto de vista está siendo litigado en España, pues la Agencia Española de Protección de Datos está demandando a Google que borre enlaces a contenido de terceros, como artículos de periódicos, que la propia Agencia ha reconocido que son legales. En otras palabras, la Agencia está intentando aplicar esta lectura del “derecho al olvido” para borrar enlaces a contenido en un motor de búsqueda, a pesar del hecho de que el contenido original es legal y va a permanecer en la Web. Casos como este van a requerir una revisión judicial, pues claramente plantean un conflicto entre dos derechos fundamentales: la privacidad y el “derecho al olvido” frente a la libertad de expresión. Yo confío en que este tema se tome en consideración en el Tribunal Europeo de Justicia.
Al tiempo que este debate sigue su curso, la falta de claridad está levantando falsas expectativas. Conforme la gente lee que pronto va a haber una cobertura legal para el “derecho al olvido”, están solicitando a las Agencias y a los motores de búsqueda que borren contenido de terceros sobre sí mismos, o enlaces a tales contenidos. A menudo escucho solicitudes de gente para que “quiten de Internet todas las referencias a mí: Señorita Mengano”. No hay ley que pueda ni que deba otorgar tal derecho; y los políticos y las Agencias no deberían despistar a la gente para que lo esperen.
Necesitamos más debate público sobre lo que debería querer decir el “derecho al olvido”. También necesitamos un debate sobre cómo se debería aplicar a las plataformas de hospedaje y a los motores de búsqueda. Yo creo que es posible un enfoque equilibrado y razonable y que se puede implementar, basado en unos pocos principios: 1) La gente debería tener los derechos de acceder, rectificar, borrar o mover los datos que ellos mismos publican online. 2) La gente no debería tener el derecho automático a borrar lo que otras personas publican sobre ellos, pues los derechos de privacidad no pueden considerarse prevalentes sobre la libertad de expresión, reconociendo que habrá que afinar mecanismos para resolver estos conflictos. 3) Los intermediarios web alojan o encuentran contenido, pero no lo crean ni lo revisan; y los intermediarios no deberían usarse como instrumentos para censurar la web.
Permanezcan a la escucha; y Feliz Día de Protección de Datos.
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